El Ayuntamiento sopesa crear en Triana un ‘Paseo de la Fama’ donde incluir solo a un determinado tipo de personas que ya están homenajeadas en el espacio público


Uno de los mejores neurocirujanos del mundo es de Triana. Se llama Andrés Lozano, eminencia en la investigación para atajar el alzheimer y el parkinson, y está reconocido a nivel internacional, desde su quehacer al frente de un equipo de investigación en el Western Hospital de Toronto (Canadá). También es de Triana otro investigador médico de gran calidad mundial: Juan Domínguez-Bendala, reconocido experto en la investigación sobre diabetes, desde el grupo de cientificos y médicos que dirige en Miami (Estados Unidos).

También es de notable dimensión internacional la trayectoria del trianero José Luis Manzanares Japón como ingeniero y empresario. Fundador y presidente de la empresa Ayesa, hoy en día con más de 3.000 trabajadores, con actividades en los cinco continentes, dedicada sobre todo a la ingeniería y a las estructuras, y que ha sido capaz de diversificarse para dar respuesta a proyectos en todo tipo de sectores industriales y de infraestructuras. Además, José Luis Manzanares es el autor del puente entoldado con el que antes de la Expo’92 se recuperó la dársena para Triana y Sevilla.

En Triana nació uno de los intelectuales españoles más admirados en el último medio siglo: Emilio Lledó. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, entre otros muchos galardones que rinden tributo a su labor como filósofo y humanista, tanto en Alemania como en España.

Son solo algunos ejemplos de cómo Triana, al igual que otros barrios, es un barrio de científicos, médicos, empresarios, ingenieros, pensadores, arquitectos, educadores… Es decir, una sociedad diversa, con personas de mérito en muchos campos. Sean o no populares. Pero lo importante, a la hora de jerarquizar méritos, es su contribución a mejorar Sevilla y el mundo.

Sin embargo, como un mantra, y como si estuviéramos aún en la época del NODO, desde las instituciones públicas se inculca que Triana ha sido y es solamente cante, copla y baile flamenco. Y que los únicos trianeros relevantes han sido y son solamente los cantaores, las tonadilleras y las bailaoras. Mal está que la ignorancia se propague por parte de desinformados presentadores de televisión. Pero lo más grave es que los grupos políticos y los concejales, gobiernen o estén en la oposición, sean en el siglo XXI correa de transmisión de este tópico, maximizando una vertiente e ignorando todas las demás. La única cultura que se fomenta así es cultivar la ignorancia.

La teniente de alcalde de Economía y Empleo, y delegada del Distrito Triana-Los Remedios, Carmen Castreño, hace suya la idea de fijar en Triana un lugar como ‘Paseo de la Fama’, en el que resaltar a los ‘artistas’ que han dado lustre al nombre de Triana. Por supuesto, por ‘artistas’ no se tiene en cuenta a escritores, ni a pintores, ni a arquitectos, etc. Recomendamos la lectura de esta información periodística  de El Correo de Andalucía. La inercia tiene mucha fuerza. En un barrio donde en sus calles la mayoría de las placas cerámicas glosan los lugares de nacimiento de Naranjito de Triana, Paquita Rico, Matilde Coral, Los Morancos de Triana, Isabel Pantoja, entre otros personajes del mundo del espectáculo a los que se homenajea, es muy probable que ese ‘Paseo de la Fama’ duplique el protagonismo solo de lo mismo y solo de los mismos.

Todos los grupos municipales deben tener en cuenta si su función es únicamente tener en cuenta a quienes acuden a ellos para insistirles en que esta inercia aún es insuficiente y hay que ahondar en ella. O si deben preguntarse, mirarse al espejo y reflexionar, en Triana y en el conjunto de Sevilla, sobre su responsabilidad en no tener en cuenta a la mayoría silenciosa. La que no pide estatuas, calles, placas, glorietas ni paseos de la fama para científicos, empresarios, juristas, pensadores, ingenieros, eminencias, grandes personajes del civismo, de la solidaridad, de las libertades, etc. No porque Sevilla no sea una sociedad compuesta por personas de ese cariz, sino porque desde el poder público, tanto en el franquismo como en la democracia, se ha marcado tendencia y se ha maleducado con la fuerza de los hechos consumados: el mérito en el espacio público ha de ser copado de modo mayoritario por toreros, capataces de pasos y cantantes.

Foto: El Diario de Triana

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