Raquel Rico nos envía fotografías de la remodelación de muelle de Nueva York. y sus com entarios:
«Gran parte es un descampado enlosado en el que además había muchos amarres de SEVICI que ya han desaparecido. Esta es la acera que hay y por ella no se puede andar, hay que bajarse cada 5 metros a un estrecho carril por el que supongo que pasarán también las bicis. Hay dos quioscos que se han situado en un lugar estrecho y de difícil acceso (recordad cómo están de llenos a veces los del paseo Colón). Al lado hay un espacio de albero que parece estar previsto para poner mesas -y que se encharcará y será difícil de barrer- y en la foto se ve también lo estrecho de la calzada».
Efectivamente, los amarres de SEBICI primero se han instalado en un emplazamiento fuera de toda lógica y pocos días después se han quitado, con el consiguiente gasto, que en este caso es claramente despilfarro. Y a estas fotos podrían añadirse algunas más, aunque la conclusión sería la misma: un espacio potencialmente magnífico y un proyecto incompetente.