Interesante análisis sobre la falta de congruencia entre políticos y ciudadanía, y sus consecuencias para la gobernabilidad


En el contexto de preocupación creciente entre la ciudadanía por la falta de cultura política para llegar a acuerdos, y cuando la posición de los diversos partidos se está polarizando, es interesante conocer este artículo de Xavier Coller, catedrático de Sociología Política y socio de ISA, y Leonardo Sánchez, profesor de Ciencia Política y de la Administración. Se basan en un estudio realizado por la Universidad Pablo de Olavide que revela la falta de congruencia ideológica entre lo que hacen los principales partidos con representación en el Congreso de los Diputados y lo que quiere la ciudadanía.

Según el estudio de la UPO dirigido por Xavier Coller, el electorado se sitúa en posiciones mucho más centristas que sus representantes. Los datos que arroja la encuesta «pueden interpretarse como la evidencia de que las élites políticas se encuentran más polarizadas que la ciudadanía, algo que se ha constatado con la reciente (y en construcción) política de bloques que ha sustituido al bipartidismo imperfecto de la democracia española. Sus diferencias ideológicas son más pronunciadas y una clara mayoría de los parlamentarios huye del centro, al contrario que los ciudadanos, que parecen encontrarse más cómodos allí».

Sin embargo, los autores afirman que «no siempre ha sido así. En un estudio previo, se muestra que hace una década la distribución ideológica de ambos grupos no era tan distinta como hoy en día: en el período 2009-2012 los ciudadanos tendían a agruparse en el centro ligeramente más que los parlamentarios, pero estos mostraban una distribución más centrada que en la actualidad».

Xavier Coller y Leonardo Sánchez señalan algunos de los factores que han llevado a la creciente polarización de las élites políticas: «la crisis económica e institucional; la fragmentación del sistema de partidos, con la aparición de nuevos actores sociales, algunos de ellos más radicales; el conflicto territorial surgido en Cataluña, los cambios de estrategia de algunos partidos que optan por abandonar la búsqueda de apoyos electorales en el centro político. Lo que es indiscutible es que los parlamentarios se han radicalizado, huyendo del centro y yendo a los extremos del arco ideológico y además tienden a percibir a los demás partidos como actores más radicales de lo que ellos mismos se perciben ideológicamente».

A modo de conclusión, los autores afirman que «esta situación no augura nada bueno para la política institucional ni la gobernabilidad, como estamos comprobando en la (por ahora) fallida formación de gobierno. Lo probable es que el frentismo (o la política de bloques) siga paralizando la política española y haga mucho más difícil los acuerdos que hasta Bruselas considera necesarios para el avance del país».

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