Está aumentando el número de librerías en Sevilla que se están especializando en los libros que no son novedades recién editadas. Nos parece interesante compartir el siguiente informe, elaborado por Jesús Morillo en ‘ABC de Sevilla‘, en el que, junto a otros ejemplos de «librerías de viejo«, cita a La Isla de Siltolá, que regenta el editor, escritor y socio de ISA Javier Sánchez Menéndez, y de la cual ya hablamos aquí. En tiempos de proliferación de la lectura digital, es digno de encomio el esfuerzo de quienes abanderan la cultura por medios impresos.
Las librerías de viejo se reactivan en Sevilla
Cuatro establecimientos han abierto sus puertas en Sevilla desde principios de año, incluida una franquicia dedicada al libro de segunda mano.
JESÚS MORILLO – abcdesevilla Sevilla
05/06/2016 23:16h – Actualizado: 06/06/2016 13:59h.
Las librerías de viejo son un negocio con un futuro incierto, por razones que van desde el predominio cada vez mayor sobre el papel de los soportes digitales hasta las tiradas cada vez más pequeñas que realizan las editoriales de sus títulos, como consecuencia de lo primero. «Uno de los grandes problemas es saber qué pasará dentro de cuarenta o cincuenta años por falta de existencias, porque los saldos de las editoriales son cada vez más escasos. Ahora una novedad de una editorial consolidada puede tener una tirada de 1.000 ejemplares», explica el director de la Feria del Libro Antiguo y propietario de la Librería Alejandría (Pasaje de los Azahares), José Manuel Quesada.
El porvenir no está claro y pese a que han cerrado en la ciudad dos librerías de lance como El Desván y Trueque, el negocio de los libros viejos, usados y de ocasión parece reactivarse en un contexto de crisis, con la apertura de hasta cinco establecimientos recientemente, cuatro de ellos en lo que va de año. Son librerías como Boteros, situada en la céntrica calle del mismo nombre y abierta desde marzo del año pasado, a los que se suman Rola (c/Jaúregui) y Quilombo (Plaza del Pelícano).
Junto a ellas, también han abierto recientemente La Isla de Siltolá (c/San Bernardo), que regenta Javier Sánchez Menéndez que también es el responsable de la editorial del mismo nombre y especializada en poesía, y que incluye, junto a novedades y vinos, libros de segunda mano; y la librería Low Cost (c/Tarifa), franquicia perteneciente a la cadena catalana Re-Read.
Esta última es la que más se aparta del negocio tradicional de librerías de lance, pues forma parte de una cadena de veinticinco librerías que funcionan con los mismos parámetros comerciales y competitivos: compra de libros a cincuenta céntimos y venta de un título a un euro, dos a cinco y cinco a diez.
El resto de negocios suelen seguir el patrón tradicional, explica el propietario de Alejandría, esto es, librerías en manos de un propietario que saca, digamos, un sueldo y que no se puede permitir empleados. La excepción es Renacimiento que, además de ser la librería de viejo con más fondos de toda España, es también una de las editoriales andaluzas más prestigiosas.
En Sevilla, actualmente y junto a las nombradas, existen seis más: Librería Sur (c/Martínez Montañés), Librería Anticuaria Los Terceros (Plaza de los Terceros), Libros Antiguos Antonio Bosch (c/Recaredo), Librería Antonio Castro (c/Sol), Librería Don Cecilio (c/Castilla), y Librería Baena (c/Feria), la más antigua de todas. Aunque estos negocios siguen abiertos y recibiendo clientes, la mayor parte de las ventas, explica Quesada, se realizan a través de internet, en torno, afirma, «a un 70 u 80%» del negocio.
La crisis ha favorecido las ventas de estos establecimientos, lo que ha compensado el descenso, por cuestiones de edad, del bibliófilo con poder adquisitivo. «No hay relevo generacional, porque los niños de ahora están acostumbrados a libros electrónicos, tablets… También han bajado los jóvenes que buscan clásicos, porque muchos de ellos pueden bajarlos gratuitamente del Cervantes virtual», señala el librero.
El negocio, por tanto, está en aquellos clientes que siguen prefiriendo leer en papel y que acuden a buscar las novedades que aparecieron a partir de un año antes y títulos de editoriales pequeñas y medianas (Libros del Asteroide, Malpaso, Anagrama, Impedimenta…) que no gozan de la distribución en librerías que tienen las grandes editoriales.
Ahí, estas librerías son realmente competitivas, máxime en tiempos de crisis y con economías familiares ajustadas al milímetro, donde lo que fue novedad, con un precio medio de veinte euros, se puede encontrar de segunda mano por menos de la mitad. Los de fondo –clásicos de editoriales como Alianza, Bruguera, Austral…- se pueden adquirir por entre uno y tres euros.
En la imagen, interior de la librería Quilombo.
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