A pesar de los defectos de diseño que las críticas se empeñan en resaltar, los carriles-bici están provocando un aumento de ciclistas en Sevilla. Su visión hace más agradable la ciudad y su frecura nos recuerda que muchos sevillanos prefieren una ciudad alejada de rígidas formalidades.
Asisto en una universidad andaluza a un acto académico y observo cómo las «autoridades» rivalizan en boato y sacan codos en los temas protocolarios. Me recuerda a las universidades marroquís, celosísimas en el protocolo, pero desgraciadamente pobres en la Ciencia.
Mientras tanto en Cambridge, sus premios Nobel pedalean camino del trabajo con fresca informalidad.
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