El arquitecto y escenógrafo Juan Ruesga reclama objetivos estratégicos más ambiciosos, incluso utópicos, para Sevilla


Juan Ruesga ha publicado un interesante artículo de opinión en Diario de Sevilla sobre los objetivos estratégicos que se marca nuestra ciudad, que juzga demasiado modestos. Para el prestigioso arquitecto y escenógrafo, Sevilla debería aspirar a la utopía si quiere realmente convertirse en la referencia en el Sur de Europa, y en ese camino implicar a toda la sociedad: empresas productivas, empresas turísticas, universidades, sector cultural, investigadores, medios de comunicación, etc.

De hecho, y en cierto sentido vinculado también con este tema, Ruesga ya participó en la quinta sesión de nuestro ciclo «¿Quién está pensando en la Sevilla de los próximos 20 años?«, acogida en enero 2014 por el Teatro La Fundición de Sevilla. Reproducimos su texto a continuación:

Sevilla y la utopía

Por Juan Ruesga
En Diario de Sevilla, 19 Diciembre, 2016 – 02:37h

Itaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte (C.Cavafis). En el poema épico «La Odisea», Homero relata las aventuras de Ulises, héroe griego, en su viaje de retorno a Ítaca, su país de origen, tras la caída de Troya. El cambio de un lugar a otro, de un personaje a otro, ha hecho que modernamente se dé más importancia al viaje en sí mismo, a las etapas, al transcurso de una vida, que al objeto del mismo, el retorno a Ítaca. Pero tener el objeto final del viaje tan claro, el deseo de regresar a casa, permite a Ulises saber que cada episodio, por importante que sea, es solo un fragmento de algo mayor, su propia vida. Es la fuerza interior del objetivo final la que lo motiva. Es el deseo de alcanzar una meta buscada el que va moldeando una existencia. El filósofo alemán Paul Tillich nos ilustra sobre la fuerza del deseo en el hombre: «Ser hombre significa tener una utopía, un deseo». La fecundidad de la utopía consiste en su capacidad de abrir posibilidades. Sin utopía queda inhibida la realización individual y la realización cultural de las posibilidades humanas. Plantear objetivos aparentemente utópicos tiene un valor estratégico en sí mismo. Nos hace movilizar todo nuestro ingenio y nuestros recursos para ir consiguiendo paso a paso acercarnos al objetivo final. Es lo que podemos llamar la «estrategia Ulises». Y es aplicable tanto a personas como a colectivos.

Sevilla ha planteado diversos objetivos y proyectos que, en mi opinión, fallan porque son discretos, de perfil bajo y no reclaman entusiasmo ni verdadero esfuerzo, no señalan una utopía. Sevilla, como ciudad, necesita algo más. Un proyecto, un rol diferenciado y reconocible que nos lleve hacia adelante, peldaño tras peldaño. Nos falta la formulación de un objetivo del más alto nivel. ¿Qué deseamos llegar a ser? Necesitamos como Ulises, la fuerza interior del objetivo final que es la que moldea la realidad. La dorada mediocridad no funciona como motor interior de una comunidad, por más que sea un cómodo pasar. En esto no funciona un «picoteo», un surtidito al centro de la mesa, para que todos estemos contentos y ninguno comamos a gusto. Un poco de puerto, otro poco de turismo, industria aeronáutica pero sin pasarse, algo de cultura, innovación por supuesto, las fiestas tradicionales que no falten. ¿La cultura cómo la van a querer: poco hecha o pasadita?. En su punto. Y para beber, ¿qué van a tomar? Un blanco fresquito. ¿Le parece bien Sostenibilidad 2020?, lo piden mucho. No, yo prefiero un tinto DAFO crianza. Pues traiga usted una botella de cada.

Así creo que no vamos a ninguna parte. Ese plan correcto y un poco de todo está bien para una ciudad provinciana venida a más. Pero no es un horizonte para una ciudad que aspira a ser referencia en el Sur de Europa. Tenemos que idear algo fuerte, poderoso, difícil, que necesite de todos: empresas productivas, empresas turísticas, universidades, sector cultural, investigadores, medios de comunicación, etc. Pero, ¿y si nuestra utopía es vivir bien sin molestarnos demasiado?

Juan Ruesga
Nacido en Sevilla, cursa estudios en la Escuela de Arquitectura de Sevilla. Sus campos de actividad son la Arquitectura, el Diseño Escenográfico y la Arquitectura Teatral, en los que ha desarrollado una significativa labor teórica y de análisis, a través de docencia, conferencias, ponencias y artículos, en numerosas Universidades e instituciones. Más información en su web personal y en la página de la Escuela Pública de Formación Cultural de Andalucía

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