Las estrategias de recuperación económica y social de Sevilla y Andalucía tras la crisis del coronavirus también deben tener en cuenta la necesidad de resolver el déficit de formación digital al que nos enfrentamos. Según el estudio ‘Empleabilidad y Talento Digital‘ realizado por la Fundación VASS y la Universidad Autónoma de Madrid con datos de toda España, por cada 6 empresas españolas que requieren los servicios de un profesional TIC, solo hay un perfil capacitado y formado para asumir este trabajo. Es decir, hay muchas empresas buscando personas con esa capacitación para contratarlas, y como no las encuentra, no puede crear esos empleos. Además, la incorporación de estos perfiles permitiría la creación de un 15% más de empleo capacitado y, a su vez, aportaría al año más de 360 millones de euros a la economía española solo en el sector TIC.
La presentación del estudio tuvo lugar el jueves 21 de mayo por el director general de Red.es, David Cierco; el director general del SEPE, Gerardo Gutiérrez Ardoy; el director general de la Fundación UAM, Fidel Rodríguez Batalla; el director de la Fundación VASS, Antonio Rueda, y el subdirector de Promoción y Estudiantes de la ETS de Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla, Pablo Trinidad. En el informe han participado expertos de 50 compañías e instituciones significativas del sector TIC y 19 universidades españolas, entre los que se encuentran profesores y estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática y de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la Universidad de Sevilla, y empresas sevillanas emergentes como Z1 y SmartIotLabs.
Necesidad de más perfiles y competencias digitales
La principal conclusión de la segunda edición de este estudio ‘Empleabilidad y Talento Digital’ es que, pese a que en España hay hasta 160.000 empresas precisan incorporar estos perfiles, los jóvenes que anualmente salen al mercado laboral procedentes de este tipo de formaciones, ya sean universitarias o de formación profesional, son solo 25.000. Esto significa que, por cada recién titulado, hay más de 6 empresas empleadoras optando por ese mismo perfil profesional.
Según explica Antonio Rueda, presidente de la Fundación VASS y responsable del estudio, esta escasez de perfiles digitales se produce por la conjunción de dos realidades: por un lado, hay un gran número de empresas que necesitan reclutar especialistas TIC aunque no sean organizaciones de base tecnológica (en 2019, por ejemplo, el 47% de las grandes empresas españolas y el 11% de las pymes demandaron estos servicios para poder acometer sus procesos de transformación digital), y por otro, porque, a pesar de que, desde el curso 2015-16 el número de matriculados en las ramas informáticas ha crecido un 16,5%, la cifra de egresados (6.224 en 2018, último dato disponible,) es a todas luces insuficiente para cubrir las necesidades empresariales.
“Esto, sumado a que la intensidad con que se prevé que las empresas europeas y españolas demanden más perfiles técnicos para cubrir sus necesidades de digitalización experimentará una evolución ascendente, hará que la situación se agrave”, añade el director de la Fundación VASS, para quien el contexto actual generado por el coronavirus también influirá en esta realidad. “Las organizaciones que han reforzado sus procesos digitales se han adaptado mejor al nuevo entorno generado por la crisis del Covid-19 y será necesario un nuevo talento digital que dé cobertura a este proceso de transformación en los años venideros”, recalca.
Los retos pendientes para solucionar este déficit de talento bien formado
El estudio ‘Empleabilidad y Talento Digital 2019’ también aborda cuáles son los retos que España debería abordar en el menor plazo posible para resolver esa brecha entre el mundo de la empresa y el mundo universitario en cuanto a las TIC se refiere.
Como primer reto, se señala la necesidad de intensificar la comunicación entre la universidad y el mundo empresarial, actualizando algunos contenidos docentes, creando talleres/actividades o fomentando programas paralelos de especialización/actualización técnica; incluso para extender las habilidades técnicas a jóvenes de otras disciplinas y procedencias.
Las tasas de abandono durante el primer año (superan el 30% en las ingenierías informáticas) y el mayor tiempo que tardan los estudiantes en terminar su carrera (5,32 años en los itinerarios de 4 años, un 10% más que el promedio general) alertan sobre la necesidad, señala Antonio Rueda, de una “reformulación de los planes y contenidos para que se orienten más a las necesidades de mercado”.
De igual modo, este informe señala la necesidad de entender las motivaciones de los estudiantes a la hora de elegir su futuro profesional. De entre los casi mil universitarios entrevistados, un 49,4% indica que su decisión se apoya en factores extrasalariales relacionados con el entorno laboral, por lo que la estabilidad laboral (sustanciada en un contrato indefinido), la flexibilidad de horarios y la existencia de un plan de carrera claro son factores que las empresas deberían de tener muy en cuenta también a la hora de captar talento.
Por último, un tercer reto es el relacionado con las políticas de género. Aunque en el sector TIC la tasa de desempleo femenino es mínima (un 8,1% para mujeres de 25 a 34 años, frente al 19,3% general), las jóvenes que apuestan por estudios universitarios de ingeniería informática representan sólo un 14% del alumnado. “La puesta en marcha de planes de igualdad efectivos, las campañas de formación y cultivo del talento específicamente orientadas a mujeres o el cuidado por adoptar criterios de promoción meritocráticos, deberían impulsar un mayor acceso a puestos de decisión. Ello potenciaría una visibilidad necesaria para identificar referentes femeninos que permitan ser ejemplos de éxito y retroalimenten positivamente un cambio de tendencia conveniente y necesario”, señala Rueda.
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