En una ciudad como Sevilla, donde tanto se necesita incrementar la participación de la iniciativa privada en la articulación del patrimonio histórico y artístico, celebramos que un grupo de cinco empresarios y profesionales hayan dado el paso para comprar por 1,4 millones de euros la considerada casa natal de Velázquez, en la antigua calle de la Gorgoja (hoy rotulada como Padre Luis María Llop), y convertirla en un centro cultural y turístico sobre Velázquez y la Sevilla de su tiempo. De este modo, el artista nacido en Sevilla que tiene proyección más universal, uno de los mejores pintores de todos los tiempos, y que en su juventud sevillana ya pintó cuadros de enorme mérito, va a adquirir mayor dimensión como un elemento identitario de la ciudad tanto a ojos de los sevillanos como desde una perspectiva nacional e internacional.
El inmueble lo puso a la venta una filial del Banco Santander, tras la quiebra de la empresa de los diseñadores de moda Victorio & Lucchino, que tuvieron en él su sede durante más de un cuarto de siglo. Y podía haber sido adquirido para otros usos no culturales.
El periodista, escritor y gestor cultural Enrique Bocanegra, primer impulsor de la iniciativa, en la que ha involucrado a varios empresarios y profesionales, se explica así en esta entrevista en Diario de Sevilla: «Ninguno de nosotros aparece en la Lista Forbes, ni mundial, ni española, ni sevillana, ni de mi barrio de Los Remedios. De hecho, hay un préstamo para comprar la casa, que su suma al dinero que hemos invertido. Hemos comprometido nuestro patrimonio con este proyecto. Por eso vamos a morir con él. Creo en el proyecto. Lo he visto funcionar en otros países, en Londres o en Stratford-upon-Avon, con la casa natal de Shakespeare, y he visto colas y colas de gente. Por eso creo que ésta puede funcionar. No aspiramos a hacernos ricos, sino a dejar un legado en la ciudad y que la casa sea sostenible».
Como dice la periodista y escritora Eva Díaz Pérez en su bello artículo ‘El niño de la calle Gorgoja‘, publicado en ABC de Sevilla, y del que recomendamos su lectura, «el grupo de empresarios liderados por el escritor Enrique Bocanegra que ha comprado la casa natal de Velázquez ha conseguido llenar de orgullo a una ciudad olvidadiza con sus mejores hijos. De pronto se han presentado ante nosotros las hermosas experiencias inmersivas que hemos vivido en el extranjero: la casa de Rembrandt en Ámsterdam, la de Rubens en Amberes, la de Victor Hugo o Balzac en París, la de Dickens en Londres, la de Kafka en Praga. Ahora hemos intuido que en los aposentos y patios puede recrearse el sueño de la Sevilla de Velázquez. Ya se sabe que esas casas natales tienen mucho de impostura y postizo, pero paseamos con gusto por ellas. Intuimos que es probable que los mapas del pasado nos hayan engañado sobre los lugares exactos de la biografía, pero qué más da. Vamos a estas casas conscientes del delicioso engaño, como en el teatro nos entregamos a la ficción que se representa sobre el escenario».
Sirva de referencia que esta casa también fue salvada de la piqueta hace más de 50 años, y también desde el mecenazgo privado para hacer de ella centro cultural. Ocurrió de 1972 a 1976, cuando el empresario Javier Guardiola la compró, la rehabilitó el arquitecto José Ramón Sierra, y el pintor Manuel Salinas impulsó que fuera el Centro de Arte M-11, en cuya actividad se implicaron personas como Juan Manuel Bonet, Quico Rivas, Diego Carrasco, entre otros, y donde expusieron grandes artistas como Antonio Saura, Luis Gordillo, Equipo Crónica, etc. Lo cuenta con detalle Juan Luis Pavón en su artículo A Velázquez el arte le cabe en casa, publicado en El Correo de Andalucía.
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