No deja de ser curiosa la tendencia a la dicotomía esteriotipada que presenta un número importante de ciudadanos. Si uno critica una medida del gobierno Zapatero es encuadrado ipso facto en el PP por los seguidores del PSOE. Si alguien critica una declaración clerical, es un nostágico quemaconventos para los seguidores de la jerarquía católica. Pensar con criterio y sin prejuicios parece costar mucho esfuerzo. Un buen ejemplo son algunas de las reacciones que está suscitando la campaña contra el monumento a Juan Pablo II, como la del periodista Juan Miguel Vega.
Este señor califica a los cientos de personas que apoyan la petición de «gente nucleada en torno a la cultura subvencionada», «que no pueden rebelarse contra el poder porque les va el pan en ello». ¿Se refiere al novelista Isaac Rosa o a la poetisa Julia Uceda? ¿al profesor Juan Gil, o quizás a su compañera la periodista y escritora Eva Díaz? ¿No se puede disentir del monumento en cuestión sin estar bajo el cobijo del poder político? Debe ignorar este señor que ISA no recibe ni un euro en subvenciones públicas, porque renuncia por principio a solicitarlas, mientras que la Iglesia Católica es sufragada significativamente con los impuestos de todos.
Se sorprende de que una asociación que se denomina «Abierta» se oponga a algo. Parece obvio que lo abierto se opone a lo cerrado, como cerradas eran las ideas de Wojtyla en lo que se refiere, por ejemplo, a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres o la relación entre razón y fe.
Respecto a rebelarse contra el poder –contra todos los poderes, porque no solo éste se encuentra en las administraciones públicas– basta con que navegue un poco en este blog.
Comentario cañí de toda la vida.Como decían del toreo de Curro,(cruel como todos),en su capote lentísimo se paraba el tiempo.A éste se lo han pasado por la mente.
El articulista habla en nombre de los poderes fácticos de nuestra sociedad: un periódico(que lo mantiene económicamente) y la Iglesia, permitiéndose el lujo de menospreciar a todas aquellas personas que no piensan como él. No sé cómo esa persona se atreve a pronunciar la palabra «abierta», no la entiende porque su pensamiento está cerrado a nuevas ideas; la ignorancia hace que las personas desprecien todo lo que no entienden. Se trata de mantener el status quo establecido hace siglos y no permitir que se produzcan fisuras tan peligrosas como el pensamiento libre, que se desarrolló en Europa en el siglo XVIII y que aquí todavía no se ha asimilado del todo. Nuestro país se dice laico pero en realidad no lo es: habría que darles un baño de cultura a muchos sectores de nuestra población.
Puedes apoyar la campaña contra la financiación a la iglesia católica en Facebook: En el IRPF ninguna cruz
Desde que empecé a trabajar, siempre mi aportación en el IRPF ha sido para «otros fines sociales»; no desdeño la tarea de Cáritas, mas al defender una tipo de sociedad laica pienso en muchas personas marginadas a las que también se puede ayudar, no por ideas religiosas, sino por una misma, sin pretender premios en un más allá que no me interesa.