La violencia de jóvenes sevillanos contra sus familias, un problema que no entiende de clases sociales ni ámbitos en nuestra ciudad


Compartimos a continuación un reportaje muy interesante publicado en ABC de Sevilla sobre la violencia de jóvenes sevillanos, contra sus familias o contra otras personas. Para romper cualquier estereotipo, se dan casos en todo tipo de ámbitos sociales y en todas las zonas de la ciudad.

Además, quienes hablan en este reportaje imparten esta semana, del 25 al 27, un curso sobre la violencia filio-parental, dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Olavide, en su sede de Carmona.

Cuando los hijos son violentos: «Juegan con el miedo de unos padres, a veces, demasiado sobreprotectores»

En 2015, se interpusieron 461 denuncias tras episodios de violencia filio-parental. En Sevilla, «Método Mentoris» ayuda a 24 familias a «recuperar» a sus hijos.

CRISTINA AGUILAR JAENES – abcdesevillaSevilla
24/07/2016 07:54h – Actualizado: 24/07/2016 19:34h.

Fue «Hermano mayor» el que destapó en televisión una realidad sangrante de esta sociedad, que se mantenía aletargada a ojos de muchos, pero latente en miles de hogares españoles. Pedro García Aguado desenterró que los hijos son, a veces, los violentos y que este problema no es algo exclusivo de familias con pocos recursos. Esta exposición mediática de la violencia filio-parental ha llevado, además, a que muchos padres se animen a denunciar a sus propios hijos como primer paso para cambiar una situación insostenible. En este sentido, sólo en la provincia de Sevilla se interpusieron 461 denuncias en 2015.

Aunque Pedro García Aguado no fue el primero en llevar a cabo un proyecto de este tipo. En Sevilla, sin cámaras ni micrófonos que los persiguieran, otros «hermanos mayores» ya aplicaban técnicas similares, trabajando con adolescentes y jóvenes en la búsqueda de una nueva senda para restablecer la armonía en el hogar y alejarlos de posibles relaciones tóxicas. De eso se encargan Cosette Franco (pedagoga y antropóloga) yAntonio Reina Chamorro (pedagogo y educador social), fundadores y coordinadores de «Método Mentoris».

La labor de estos profesionales comenzó en 2007, a través de un programa de empleo del Ayuntamientohispalense para jóvenes del Polígono Sur. La fórmula de trabajo de estos educadores se apartaba de lo convencional. Lejos de oficinas y despachos, se trasladaban a la calle, a los espacios en donde estos chicos desarrollaban su vida. Allí, buscando una cercanía, les hacían ver la importancia de no abandonar la ESO, lo negativo del consumo de drogas y de las amistades que nada bueno podían aportar a sus vidas.

El boca a boca

El programa estaba teniendo muy buenos resultados y el boca a boca iba haciendo que se extendiera por la ciudad el curioso método de estos profesionales. «En 2009, vino a vernos al Polígono Sur una vecina de Nervión: una señora con una buena posición, diciéndonos que tenía un hijo de 14 años y que no sabía qué hacer con él. Nos pilló por sorpresa. Le dimos unas pautas sobre cómo actuar y le sirvió. Ese fue nuestro punto de inflexión, vimos que este problema no era exclusivo de familias en exclusión social», cuenta Cosette.

En 2012, concluido el programa de empleo, Cosette y Antonio continuaron con sus otras ocupaciones: colaboraciones en las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide; en el Máster de Mediación y Orientación Familiar de la UNED, en donde tuvieron como alumno, precisamente, a Pedro García Aguado; y como docentes en dos escuelas de ocio y tiempo libre. Sin embargo, la vocación de estos educadores sociales era la de ayudar a jóvenes y familias con problemas, por lo que en 2014 crearon «Método Mentoris», un proyecto de financiación privada, avalado por el Defensor del Menor de Andalucía.

Un método que se basa fundamentalmente en tres cuestiones: trabajar en el entorno de los chavales, involucrar a todos los miembros de la familia y conectarlos con otros grupos de jóvenes que actúen como referentes.

Entorno

En cuanto a la primera, el trabajo en el entorno de estos chicos, aseveran que entran de las casas. «vemos cómo se comportan con la familia, con su grupo de amigos, en el instituto… y cuando ya tenemos una composición global de la situación, llevamos a cabo una intervención muy intensa que suele durar entre tres y nueve meses». Respecto de esto, los «mentores» trabajan de lunes a domingo, las 24 horas del día, sobre todo, en periodos festivos: verano, Navidad, Semana Santa, Feria… «Al estar la familia reunida durante más tiempo —dicen—, hay una mayor probabilidad de que surjan conflictos, que la mayoría de las veces se traduce enviolencia verbal y psicológica». Actualmente, «Método Mentoris» atiende a 27 familias de clases media y alta: 24 en Sevilla y 3 en Huelva, a donde han ampliado sus servicios.

La «tribu»

En segundo lugar, hacen trabajar a toda la «tribu». «Se tienen queinvolucrar todos los miembros de la familia. Incluso en el caso de padres separados, también las nuevas parejas que puedan tener», afirma Antonio, quien añade: «Los padres a menudo piensan que cuando llegamos a sus casas se van a relajar y es todo lo contrario, van a trabajar más que nunca, porque tienen que cambiar la dinámica de toda una vida».

Otras redes

La tercera característica es que estos mentores, que actualmente componen un grupo de once personas (8 en Sevilla y 3 en Huelva), conectan con otras redes. «Los ponemos en contacto con otros grupos de jóvenes a través de campamentos o escuelas de ocio, talleres culturales y deportivos, en espacios donde se eliminan etiquetas y participan enigualdad de condiciones. Ven otras realidades y eso les hace plantearse la suya propia».

¿Por qué se producen estas situaciones?

Pero, ¿por qué se producen estas situaciones? Cosette y Antonio lo tienen claro: «Vivimos en una sociedad donde lo urgente le puede a lo importante. Es verdad que los padres tienen poco tiempo, pero ese tiempo que emplean con sus hijos no es de calidad». Asimismo, estos educadores han detectado factores de riesgo aunque, aseguran, no existe un patrón común. Así, influye en las familias una educación permisiva, lasrelaciones tóxicas (amistades, parejas…), hijos de padres separados o adoptados y el consumo de drogas, entre otras.

Sin embargo, se pueden establecer perfiles comunes tanto en los hijos como en los padres que desembocan en esos episodios de violencia. La falta de autoestima en los jóvenes es, en el 98% de los casos, el motivo que derivará en comportamientos violentos. «Suele aparecer tras sufrir acoso escolar, y esa ira o frustración la desplazan contra sus padres. Otras veces, esa baja autoestima hace que se adhieran a las drogascomo escapatoria de su vida. Ese estado de infelicidad provoca el desarmar la convivencia en casa».

En cuanto a los padres, a juicio de estos educadores, el 80% entiende lasuperprotección como un «amor incondicional» que es completamente erróneo. «Crean hijos que continuamente están pidiendo. Los padres, con esa superprotección, los convierten en seres poco hábiles socialmente,dependientes. Algo que conecta con esa falta de autoestima al no tener independencia».

Por estos motivos, hay padres que ven en la Justicia la única salida.Pero el 70% de las denuncias son sobreseídas al ser retiradas. «Los padres temen represalias y que la situación empeore. Estos chicosjuegan con el miedo de unos padres, a menudo, demasiado sobreprotectores».

El pasado 11, 12 y 13 de mayo, «Método Mentoris», junto con la asociación Ariadna, impartieron un curso de violencia filio-parental en el Hogar Virgen de los Reyes de Sevila donde trataron todas estas cuestiones. Desde mañana y hasta el 27 de julio, ambas entidades se vuelven a unir para dar un nuevo curso en la sede que la Universidad Pablo de Olavide tiene enCarmona.

En la imagen, integrantes del equipo del Método Mentoris charlan con Ana, una de las participantes en su programa, fotografía de Rocío Ruz para ABC de Sevilla.

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