No sabía yo muy bien por qué al proceso de elevar el valor de algo de buenas a primeras, sin que medie esfuerzo productivo alguno, le llaman «pelotazo». Pero el Ayuntamiento de Sevilla ha venido a aclararme el término. Ha permitido a Ruiz de Lopera edificar un 25% más en el entorno de su estadio, sin que se conozca contrapartida alguna de este señor a su ciudad, más allá de haber conseguido que uno de los equipos de futbol que la representan proyecte la peor imagen posible de Sevilla. Pero al menos es ahí, en la relación con el balón, donde el concepto «pelotazo» se reconcilia por fin con su vocablo. Está claro que aquí, desde Isidoro, siempre nos han motivado las etimologías.
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