8 de febrero enero / Casa de la Provincia
Ponentes: Ricardo Iniesta García (Director de Escena) y Miguel Ángel Cuevas Gómez (Profesor de Filología).
Modera: Margot Molina (El País)
En esta mesa se trata de analizar la realidad comparada de las manifestaciones culturales dominantes en la ciudad y los condicionantes de su demanda y oferta (tanto pública como privada).
A) Intervención de Miguel Ángel Cuevas
Su pretensión es proponer ideas para la reflexión, abrir un debate sobre nuestras preocupaciones a propósito de lo que entendemos por cultura.
Resalta la postura de la búsqueda sobre lo establecido, la intolerancia de los pensamientos sistematizadores. Recuerda a José María Blanco White -que de esta ciudad tuvo que irse- que decía que Sevilla era la cuna de la intolerancia, así como que «la disidencia es la nota suprema de la libertad».
Cita al hispanista sevillano Francisco Márquez Villanueva: «..La vida sevillana y su introversión indiferente a nada exterior a sí misma, puede volverse opresora y abocar a un momento en que con toda claridad se perfile la necesidad de buscar otros horizontes». Sevilla autocomplaciente, núcleo de un centrípeto, vacuo y narcisista sentido de pertenencia. Sevilla eterna e inmóvil. Citando a Glissant, muy lejos de admitir la idea de proceso, que no es un ser, sino un hacerse, y que, como todo lo que se está haciendo, cambia. Pensar que los propios valores participan en la intersección de valores de la totalidad-mundo es un proyecto más elevado, más noble y más generoso que tratar de que el propio valor se erija en valedero para el mundo.
Señala la idea que se da de cultura como ocio, entretenimiento, como diversión en su más banal sentido, como lo pone de manifiesto la información cutural en los medios de comunicación. Las propuestas culturales han sido desposeídas, en su uso meramente decorativo, ornamental, de su virtualidad de instrumentos para el conocimiento, para la comprensión de la identidad pero también de la diferencia, de su naturaleza de puente entre lo uno y lo diverso. Entender es escuchar, comprender, reconocer. Entender es siempre una experiencia de la otredad. En las antípodas de lo inútil, de lo inmóvil, de lo ocioso.
En cuanto a la participación cultural en España, la multiplicación de la oferta no garantiza la calidad de la recepción. De ahí que habría que sustituir instrumentos como el de rebajar la cultura a distracción por sus opuestos: presentar y propiciar la cultura como experiencia, como gesto que nos enfrenta a nuestra propia humanidad. Lo que probablemente sólo sea posible a través de la insistencia en el debate civil y a través de una intensa tarea educativa.
No tomar en consideración la cuestión educativa significa resignarse a no contar en el futuro con personas que vivan la cultura como instrumento de autoconocimiento y de exploración del mundo, significa alimentar ese público que consume y desaparece, al que le es más cómodo verse ratificado en todo aquello que no supere lo convencional, que no lo obligue a indagar en la diferencia, en la otredad.
Sería preciso romper el círculo de la facilidad insubstancial y el círculo de nuestra autocomplacencia. La cultura es a menudo espacio de representación de la posición social que uno ocupa. ¿Queremos quedarnos en un mero rito social, muestra de la identidad y de la pertenencia, autosatisfecha en su presunta singularidad, en su distinción respecto de otra identidad de la que se distancia? ¿O preferimos traducir el término otredad en el de persona-otra? El diálogo al que estaríamos emplazados es impredecible, así como inacabable.
B) Intervención de Ricardo Iniesta
La Cultura es lo que distingue a las personas de las bestias (algunas de éstas con corbata). Tiene que ver con una vivencia del día a día.
En estos últimos veinticinco años, gente de fuera -como él- ha ido invadiendo Sevilla, lo mejor que le ha podido pasar. No obstante, aún en Sevilla no hay el mestizaje de etnias que se da en otras ciudades y es tan enriquecedor, si bien va creciendo. El hacerse más cosmopolita es lo que combate la zafiedad por la que se marchó Blanco White. Pero Sevilla absorbe, deglute todo lo que llega de fuera, y los de fuera que llegan a Sevilla se van «asevillanando» en el sentido más endogámico del término.
Cree que algo se va moviendo, alberga cierto optimismo con respecto a las próximas elecciones municipales. Repasa a los últimos regidores municipales de Cultura, considerando como nefasta la gestión de algunos. Recuerda 1988, cuando el Teatro Lope de Vega estaba en obras, y en Sevilla no había un sólo teatro, hasta llegar a hoy, donde encontramos en Sevilla muchos espacios escénicos funcionando, públicos y privados. «No cualquier tiempo pasado fue mejor».
El actual delegado municipal de Cultura no es político ni artista ni gestor, lo que considera positivo. Actualmente los proyectos que se elaboran son escuchados, lo que no ocurría hace algunos años Si bien ve como cierta trampa el que haya un entendimiento con los regidores porque esto impide el rebelarse permanentemente.
Parece contradictorio pero por un lado, hay muchas personas del mundo de la cultura que se marchan de Sevilla, que no vuelven ni miran más a Sevilla, en general, a Andalucía. Y por otro lado también hay otra gente que se queda, que pelea aquí, lo que ha permitido que esta ciudad sea importante en el mundo del teatro y de la cultura en España hoy.
C) Resumen de las intervenciones en el coloquio
La moderadora expone las tres posturas que encuentra en Sevilla:
- una, la interesada en perpetuar las tradiciones, los rituales, lo estético, lo formal, las grandes fiestas, que confunde la Cultura con el mantenimiento de estas tradiciones.
- otra, el papel de las Administraciones, sea el Ayuntamiento o la Consejería de Cultura.
- y la tercera, el otro bloque de la población, que no tiene interrelación con el primero.
En el coloquio se comenta:
1.- Sobre la Cultura en sí misma:
- La identidad entre Cultura, conocimiento y pensamiento. ¿La Cultura como medio para llegar al conocimiento como fin?
- La Cultura tiene que crear adicción, tiene que producir percepciones físicas, emocionales, para enganchar. Sin esas nuevas percepciones no se vuelve al teatro, por ejemplo.
- Partimos de un fondo de «deseducación estética» que nos lleva al consumo de literatura fácil, de cine infame con mucho presupuesto de producción detrás, que nos sitúa en la «ratificación de lo ya poseído».
- Se cita a Agustín García Calvo, su reivindicación de «La persona en el pueblo» frente a «La masa de individuos».
- Se cuestiona la dependencia de la Cultura de las subvenciones, del apoyo público, surgiendo una doble postura:
- la que defiende el papel de la Administración en su apoyo a la Cultura frente al mercado
- la que defiende una menor intervención del sector público.
2.- Sobre la Cultura en Sevilla:
- El desinterés de la ciudadanía sevillana es común al de otras ciudades.
- Sevilla es actualmente la ciudad española con más representaciones de teatro por habitante, con más número de salas comparativamente. Se hacen cosas pero permanecen invisibles – como el ciclo de «Teatro en la Escuela»- porque otras manifestaciones, las tradicionales, las absorben. Ejemplos: no se acepta la instalación de una carpa en la plaza de San Lorenzo, para celebrar el carnaval, porque dicen que no es la ubicación apropiada dado el emplazamiento de la Basílica y del Gran Poder. Se ningunea a la Orquesta Barroca de Sevilla, una de las mejores formaciones musicales de Europa. El Ayuntamiento de Sevilla va a destinar un presupuesto considerable a un «Centro de interpretación de la Semana Santa»(¡¡¡!!!)
- Varios factores explican la situación cultural que atraviesa Sevilla:
- Hasta los años 70 Sevilla y Andalucía eran un auténtico páramo cultural, con un 40% de la población analfabeta funcional.
- Tras la transición se cae en una dinámica febril por contrarrestar los nacionalismos periféricos con factores identitarios que subrayan las tradiciones religiosas, la iconografía sevillana, en cuya tarea la izquierda se vuelca frenéticamente.
- No existe en Sevilla «disidencia», ni siquiera controlada.
- Se echa en falta la lucha ideológica en términos de reivindicar lo laico.
- Por otra parte, se defiende la lucha ideológica del mundo de la cultura, que en 2003 movilizó a la población española y sevillana contra la guerra de Irak, con una manifestación en Sevilla que convocó a 300.000 personas.
- No hay en Sevilla ámbitos de contracultura, como la hay en Euskadi, en Barcelona, en Madrid..
- Se cuestiona si hay alguna otra ciudad «tan bella como Sevilla que haya salido de su narcisismo».
- Hay quien echa en falta en Sevilla un Museo de la Ciencia, un Museo Guggenheim.
- Las Administraciones intentan apoyar la modernidad pero no se pringan realmente en ello, siguen apoyando las tradiciones
3.- Como propuestas:
- Como en otros coloquios, aparece el Ateneo de Sevilla como un tipo de institución a través del que podría articularse un nuevo proyecto.
- Los edificios de uso cultural en Sevilla están sólo en el centro de la ciudad, deberían estar mejor distribuidos por la ciudad entera, como ocurre en otros lugares.
- Hay que reivindicar lo laico.
- Hay que conseguir un espacio para la minoría disidente. Tenemos bastantes cosas que decir.
- Se manifiesta (por un joven, lo que es de reseñar dada la edad media de quienes asistimos a estos coloquios) que se sigue dando en este foro una visión tradicional de la Cultura, echándose en falta otras manifestaciones como el cómic, el graffiti, medios que están atrayendo a mucha gente.
- La vertebración de la sociedad civil es la única vía posible para transformar la situación actual, para generar opinión. Hay que proponer campos de acción, ideas, y no quedarnos en el lamento. ISA aparece como un camino para combatir el tradicionalismo.
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