¡Gran Dios, cómo atormenta
Con crueldad sin igual, el hombre al hombre!
Ya con furia violenta
Se arrastran al cadalso y a la hoguera;
Ya con malicia refinada y lenta,
Impiden la víctima que muera,
Y, pues no quiere a discreción rendirse,
Buscan cómo obligarla a maldecirse
¿Y quién es el verdugo,
Quién el juez sin piedad? ¿Un sacerdote
Del antiguo Moloc infanticida?
No; de un Dios (según dice) a quien le plugo,
Por amor de los hombres dar la vida.
Su ministro se llama y toma el Mote
De mansedumbre; Paz es su divisa,
Mas ¡ah! qué mal se avisa
El que en tal mansedumbre confiado.
Duda modestamente
Su saber infalible: De repente
Verá al Cordero en un León mudado.
«No es humano saber, ni saber mío
(Responde el Santo Preste, en ira ardiendo)
Audaz, mortal, en el que yo confío:
Del cielo descendido,
Reposó en mí un influjo soberano,
Que ha de humillar todo saber humano».
¿Reposó en ti? ¿Mas cómo es que contiende
Consigo mismo el inspirado bando?
Cuál cadena volcánica se entiende
Llama sacerdotal, que rebosando
El universo enciende.
El cielo contra el cielo peleando
Es odioso espectáculo, que ofende
Al hombre racional. Qué! ¿Envolvió en guerra
El cielo a los que dio a regir la tierra?
Haced la paz primero
Entre vosotros si queréis que escuche
Vuestra doctrina del Universo entero
No procuréis que luche
El ignorante pueblo en las querellas
Con que esparcís centellas
De odios inextinguibles
Más que el error a la virtud temible.
Más en vano os exhorto:
Del fanatismo y la ambición aborto,
Los que tenéis raíces en el cielo
Nunca podéis dejar en paz el suelo.
Moloc: Divinidad fenicia y cartaginesa, dios del fuego al que se inmolaban víctimas humanas, principalmente niños.
Plugo: Tercera persona del singular del pretérito perfecto simple del verbo placer; es «plació» o «plugo». Ya en desuso.
Preste: Presbítero, sacerdote.
COMENTARIOS
José María Blanco Crespo «Blanco White» ( * Sevilla, 11 de julio de 1775 – Liverpool, 20 de mayo de 1841), escritor, pensador, teólogo y periodista español, conocido también como José María Blanco Crespo.
Si se hubiera establecido el gobierno de José Bonaparte, la tierra donde nací hubiera dejado de ser para mí un lugar de esclavitud; pero, sin embargo, tan pronto como me enteré que mi propia provincia se había levantado contra los franceses, acaricié mis cadenas y regresé sin demora al lugar donde sabía que me habrían de amargar más la vida: volví a Sevilla, la ciudad más fanática de España, en el momento en que estaba bajo el control más completo del populacho ignorante y supersticioso y guiada por aquellos clérigos que me causaban al propio tiempo horror y desprecio.
No Comment