POEMAS DE CONCEPCIÓN ESTEVARENA


LIBERTAD

La libertad presta aliento
al pensamiento que crea
porque es la primera idea
que brota en el pensamiento;
ella es luz y es sentimiento;
y es fuerza que la respeten
pues, aunque su marcha inquieten
almas a su luz ajenas,
no habrá quien labre cadenas
que a la libertad sujeten.

ENIGMA

Con todos los rumores que, mezclados
suben a lo infinito,
ha querido formar el hombre, ansioso,
de libertad el sacrosanto himno.
Notas, murmullos, huracanes, risas
palabras y suspiros,
nada es bastante; el himno deseado
siempre incompleto resonó en mi oído.
Mientras me lleve por el mar del mundo
la nave del martirio,
no espero ya escucharlo; falta un eco
universal, espléndido y divino.
Tal vez la eternidad es solamente
quien guarda ese sonido,
y el velo de la muerte cubre el arpa
donde resuena el suspirado himno.

LUCHAS

En derredor del sol gira la tierra,
haciéndose, al girar, sombra a sí misma
y en redor de mis propios sentimientos,
hallando sombra y luz, mi mente gira.
Yo no sé qué pensar, me alejo mucho
y otra vez vuelvo al punto de partida;
la luz de mi esperanza nunca muere,
y a impulsos del dolor siempre vacila.

Para soñar en mundos que no veo
me basta mi incansable fantasía,
y para comprender el que habitamos
no me bastan ni el alma ni la vista.
Sombras que ante la luz se desvanecen,
pasan mis ilusiones más queridas:
rocas fijas en medio de los mares,
duran mis penas grandes e infinitas.
Yo no sé qué pensar; mi pensamiento
tiene en mi corazón extraño guía;
batallo sin cesar, y amo la lucha,
y muero sin cesar, y aún tengo vida.

COMENTARIOS

Rafaela María de la Concepción Ana de la Santísima Trinidad de Estevarena y Gallardo nació en Sevilla, en el número 21 de la calle Siete Revueltas, el 10 de Enero de 1854 y muere en Jaca el 10 de Septiembre de 1876. Su madre muere de cólera cuando Concepción tiene 17 meses. Su padre, coarta su vocación de poeta, prohibiéndole escribir versos y ella le promete obediencia; pero cuando su padre no está escribe en las paredes, memoriza las rimas y las borra. Su poesía se encuadra en la misma línea del romanticismo que encarnó Bécquer.

El escritor José de Velilla, a propósito de la indiferencia de la ciudad para con la poeta, redactó el siguiente texto:
“Más ¿qué importa, oh amiga mía, que tu nombre, ya esclarecido, no figure en la “Historia de la escuela poética sevillana en los siglos XVIII y XIX”, qué importa que Sevilla, esta ciudad ilustre, tan querida para sus hijos, como para ellos ingrata, y olvidadiza de sus glorias, apenas guarde un leve recuerdo de tu paso?. Siempre es mayor la gloria, aunque pequeña, alcanzada con el propio esfuerzo, que la obtenida por medio de la interesada lisonja y de complaciente adulación: a ti sola debes tu fama, que es hija de tus obras y merecimientos.

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