La medida de instalar muchas más fuentes públicas en Sevilla, una reivindicación postergada por cierto durante lustros es sin duda loable. Como lo es el hecho de que se abra a la participación ciudadana la elección sobre el diseño de un mobiliario urbano como es una fuente, tal y como ya valoró la Asociación Iniciativa Sevilla Abierta en este artículo.
Sin embargo es muy pertinente reflexionar, y a ello nos anima Carlos Mármol con su artículo ‘La democracia de las fuentes’ que pueden leer integro en este enlace de El Mundo, si los procesos participativos sobre los espacios públicos han de ser tan fragmentarios, sobre un solo elemento en una plaza, como es una fuente, en lugar de afrontar aspectos de más envergadura en cualquier barrio.
“Elegir una fuente o una farola sin decir nada sobre su contexto -los espacios colectivos que son la ciudad- es una estafa. Sobre todo sabiendo que el gusto del sevillano profesional es caprichoso, indocumentado y rancio, que no es igual que clásico”, asegura Mármol.
El periodista, además, se muestra contrario a que se invite a la ciudadanía a participar en lo que considera una “ficción” y critica que esta propuesta de participación se emplee con cuestiones que deberían decidir, desde su punto de vista, los arquitectos encargados de la remodelación de los espacios públicos. “Obviamente, no son infalibles, pero en general nos parecen los profesionales con mejor criterio para ponderar cuestiones como el coste, el diseño y la funcionalidad del mobiliario urbano”, señala.
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