Según datos de la consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, han sido 10.900 hectáreas las que han resultado afectadas por la acción de las llamas del incendio sufrido en el entorno de Doñana y que ha causado graves daños en parajes cercanos al litoral en la franja comprendida entre Mazagón y Mataslacañas, obligando también a desalojar a más de 2.000 personas.
De esta área, 2.414 hectáreas de superficie forestal han quedado intactas por lo que el cómputo total de hectáreas quemadas, realizado por el Plan de Emergencias por Incendios Forestales de Andalucía (Infoca), se resuelve con 8.468 hectáreas aunque el perímetro sea mayor, tal y como informa en esta noticia El País.
Tras darse este martes el incendio por controlado, según informó la consejería en una nota, llega ahora el momento del análisis, de la reflexión, de la toma de decisiones. Como indica en este artículo publicado en eldiario.es por el periodista Jorge Molina, socio de ISA, y gran conocedor del pasado y presente de Doñana, “este incendio no tiene capacidad de acabar con Doñana, ni de lejos. Pero ilumina la importancia de la vieja dama de nuestro patrimonio natural”.
Así, entre otras interesantes cuestiones, el autor del libro Doñana: Todo era nuevo y salvaje (Fundación José Manuel Lara) -en el que divulga, con profusión de datos, testimonios y fotos, todo el periodo en el que el biólogo José Antonio Valverde fue capaz de aunar apoyos dentro y fuera de España para convertir esa zona en la reserva natural más importante de Europa- apunta que “la fuerza de Doñana reside en su condición de absoluta superviviente. En la posguerra, al avance de los eucaliptos y el arroz; luego, al turismo y las carreteras; a la fresa y al saqueo del agua; y ahora debe lidiar con el cambio climático, en realidad resumen de un siglo de desmanes ambientales. Una historia memorable que nos pone frente al espejo, mostrando una imagen como pueblo que no nos gusta ver”.
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