¡Será posible que tengamos que decir adiós a Mes de danza!


¿Cuánto valen las horas de trabajo de los policías escoltando a los romeros? ¿Cuánto los pedestales de las estatuas-adefesio? ¿Cuánto la cesión patrimonial a la hermandad de los Gitanos en forma de iglesia-regalo? ¿Cuánto las pamplinas para adonar el Corpus?

¿Y las administraciones públicas de Sevilla van a echar por tierra los 15 años de Mes de Danza abriendo los ojos de los ciudadanos de a pie a la danza contemporánea? ¡Qué gran ciudad esta!

Nota: la presentación del DVD de los 15 años de Mes de Danza  (mañana miércoles 27 de Mayo en el CAS, Monsaterio de San Clemente, C/ torneo 18 a las 20:00) puede ser el último acto de la gran obra de María González y Fernando Lima.

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2 Comments

  1. ELISEO
    27 mayo, 2009
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    Lo más evidente de esta falta de interés de la administración municipal por el trabajo continuado de calidad es la respuesta de la delegada de cultura Maribel Montaño: Invitamos a que otras personas organicen el mes de la danza, como si no se necesitara conocimiento, experiencia, capacidad organizativa, grupos de trabajos, etc…para organizar un acto de esta categoria. Es lamentable.

  2. brasaman
    28 mayo, 2009
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    Otro caso más de distintos raseros para atribuir en esta ciudad el protector barniz de la «tradición».

    Una cruz de mayo que salga dos años seguidos ya es una tradición del barrio digna de «protección» y una labor cultural de categoría y de esa trayectoria es algo prescindible.

    En ese sentido me viene a la memoria nuestro añorado Festival de Jazz. Si. Sé que se organizan actualmente actividades alrededor de este género musical. Pero con todos mis respetos hablo del Festival de Internacional de Jazz con mayúsculas, de aquel que desde el año 1980 navegó por sedes como el desaparecido Polideportivo de Chapina, la cancha de Arquitectura o una penosa carpa de circo, hasta varar en el mismo solar, convertido ya en en el Teatro de la Maestranza, quince años más tarde.

    Mi amigo Manuel tiene orgullosamente decorado su bar de la calle Alhóndiga con la mayoría de los carteles de sus ediciones y, de tanto en tanto, nos quedamos mirándolos y diciéndonos: ¡Qué cantidad de buena música oímos!

    Sin embargo cuando los oscuros y habituales combates pandilleros entre organizadores instituciones, facciones…. lo mandaron directamente a la desaparición no recuerdo que se alzaran voces apelando a su carácter de tradición.

    Y sí lo tenía. Y para un evento de este tipo es esencial el ir, precisamente, acumulando tradición, solera, forjarse un nombre que se incorpore a las giras y circuitos de contratación y darse a conocer entre aficionados de ámbito nacional Y los carteles que mayoritariamente presentaron sus distintas ediciones demuestran que ese objetivo se estaba consiguiendo. Pero nada de esa tradición evitó su pérdida.

    Una posible explicación se me ocurre al hilo de otro recuerdo de aquellos tiempos. Cubría yo como fotógrafo la presentación de un libro, más concretamente de una suerte de guía destinada a “explicar Sevilla a los jóvenes”. En su discurso el autor, conocido “sevillólogo” oficial, dejó caer una perla que difícilmente olvidaré y que puede dar pistas de qué idea de Sevilla explicaba a los jóvenes. Mostró el hombre, con generalizado beneplácito de los asistentes, su tremenda indignación con instituciones como Ayuntamiento o Diputación por dilapidar en cosas como “traer a un homosexual negro a que toque la trompeta”.

    Yo había estado en el concierto al que se refería; y es probablemente de los que más me ha impresionado de los que he visto en mi vida. El negro en cuestión sí tocaba la trompeta; era un tal Miles Davis.

    En los ya casi 30 años que han pasado desde entonces han cambiado obviamente muchas cosas. Algunas no lo han hecho en absoluto.

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