El PP ha presentado en el Congreso de Diputados una proposición no de ley que pide al Gobierno que retire los nombres de tratantes de esclavos de las calles españolas y que erija «un monumento en memoria de las víctimas de la esclavitud». La iniciativa, dicen, pretende reparar «un agravio histórico hacia la población negra, inyectando ilusión afropositiva, afirmativa y transformadora», que contribuirá «a erradicar el racismo más duro e intolerable y la violación de los Derechos Humanos».
No pocos vieron como un desvarío la iniciativa de ISA a favor de un monumento a las victimas de la Inquisición en Sevilla. Supongo que ahora se extrañarán del paso dado por el PP, que desde luego sorprende.
Tanto la esclavitud como las iniquidades de la Inquisición han sido crímenes prolongados contra la humanidad que han persistido hasta no hace mucho tiempo. Desde luego que sus víctimas merecen ser homenajeadas, y así debiera hacerse, sobre todo para evitar que monstruosidades semejantes vuelvan a ocurrir alguna vez.
¿Cómo entender que haya tanta oposición a recordar hechos como estos? ¿Y cómo entender el entusiasmo de los que se oponen para apoyar un monumento al sucesor de los criminales?
A qué grado de desprestigio no habrá llegado el sistema e partidos que cuando he leido esta iniciativa del PP, que me parece loable, he pensado ¿qué gato hay encerrado aquí para desgastar al gobierno?
No comprendo este afán de elevar monumentos a cualquier persona indiscriminadamente, el caso es poner estatuas aunque nuestras calles sean estrechas; pienso que antes de tomar decisiones de este tipo hay que pensarlo,el resultado constituye algunas veces un acto gratuito.La herencia barroca nos ha dado un «horror al vacío»,hay que rellenar, sea como sea.
Pienso que el dinero de esas iniciativas debería emplearse en actividades palitivas de las necesidades humanas; se nos olvida el paro, la marginación, la pobreza. ¿Para qué necesitamos tantos monumentos a los muertos? Pensemos algo en los vivos.
Estoy totalmente de acuerdo con Clara. Que manía tenemos de hacer política con los nombres de las calles y con el levantamiento de monumentos de uno u otro signo. Pensemos en soluciones para los problemas de los vivos, tú lo has dicho, Clara.